Noticiascuriosas.com/Madrid. Hace dos años, el británico Paul Mason, de 54 años, dejó de ser el hombre más gordo del mundo tras lograr adelgazar casi 300 kilos. El problema de esta brutal pérdida de peso fue que Paul se quedó con 44 kilos de piel que le sobraban. Nadie quería operarle, hasta ahora.
La historia de Paul Mason dio la vuelta al mundo cuando hace dos años dejó de ostentar un récord mundial nada saludable: ser el hombre más gordo del mundo. Sin embargo, todo su esfuerzo e ilusión se vieron empañados por un detalle, tenía aún 44 kilos de exceso de piel que le hacían sentirse como un ‘prisionero’. Paul tuvo que utilizar durante años una silla de ruedas, ya que la piel sobrante dificultaba gravemente andar por su propio pie.
Desde entonces la lucha de este hombre se ha centrado en buscar operarse para quitarse toda la piel que le sobra de su cuerpo. El problema es que nadie se atrevía a realizar semejante operación. El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido fue tajante, se negó a intervenirle con la excusa de que no lo haría hasta que su peso fuera estable.
Sin embargo, su historia llegó a oídos de una cirujana de Nueva York llamada Jennifer Capla que se ofreció de manera gratuita para ayudarle a liberarse de ese exceso de piel. Una oferta que Mason aceptó sin dudarlo viajando a EEUU para cumplir su sueño. Tras nueve horas de operación, Paul se deshizo de ese lastre que le impedía llevar una vida normal y ahora se recupera mientras aprende a andar de nuevo.
