Noticiascuriosas.com/Madrid. Pese a haber conseguido perder 35 kilos, ella no es feliz, o al menos era más feliz cuando estaba gorda. Lo que debería ser una historia de superación con la que sentirse orgullosa, el día a día de una británica se ha convertido en una pesadilla debido a la presión que soporta cada día para mantenerse en su peso.Louise Andrews siempre soñó con quitarse los kilos que la sobraban. Con gran esfuerzo y mucha voluntad logró reducir de los 90 kilos que pesaba a los 55, más de 8 tallas de ropa. Sin embargo, una conseguido su objetivo Louise confiesa que era más feliz cuando estaba gorda.
En una entrevista en el diario Mirror, esta mujer admite que vive con una tremenda presión su día a día. Vive angustiada por su peso desde que se levanta y posa su pie en el suelo en dirección a la báscula. Vive en un constante estado de inseguridad y sensación de culpabilidad.
“Lo que marque la báscula determinará mi estado de ánimo durante todo el día, si peso un kilo más, no querré ir a trabajar y perderé la paciencia con mis hijos”, lamenta.
“Mi marido Leigh me ama dándole igual lo que pese, por lo que es aún más ridículo mi enfado diario. Aunque me duela admitirlo, yo era mucho más feliz cuando estaba más gorda”. “Era más divertida para mi familia y amigos”, afirma Louise.
Aunque todo el mundo le dice que está mejor y que tiene un físico envidiable, Louise siente que nunca pensará que se ve bien.
“Cuando voy a un cumpleaños con mis hijos y tomo pastel, a la semana siguiente me paso todo el día en el gimnasio. Mi marido ya habló conmigo sobre el tema, incluso llegó a decirme que parecía que el gimnasio era más importante que la familia. Tarde o temprano, estos hábitos obsesivos puede que cuesten mi matrimonio”, teme.
