Noticiascuriosas.com/Madrid.-Nacer en un día no laborable es de todo menos festivo para los polluelos que salen del huevo en estas fechas, porque a no ser que los nidos estén completamente aislados de la civilización, esos polluelos tendrán peor salud el resto de sus vidas que si hubieran nacido en un día laborable. Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) así lo demuestra.
La explicación es bien sencilla. La asistencia de público a los merenderos en días festivos genera un estrés del que las aves ya no se recuperan.
Los científicos monitorizaron 65 cajas nido instaladas cerca de un merendero de la sierra madrileña y otras 73 alejadas de él.
De las primeras nacieron pollos que en sus dos primeros días de vida soportaron una aglomeración masiva en el merendero al caer en festivo, mientras que otros lo hicieron en días sin gran afluencia de público al coincidir con días laborables.
En cuanto a los pollos nacidos en los nidos instalados lejos del merendero “se desarrollaron con total normalidad con independencia del día en que nacieron”, explica Javier Pérez-Tris, investigador del departamento de Zoología y Antropología Física de la UCM.
Los biólogos centraron su estudio en 191 ejemplares de herrerillo común (Cyanistes caeruleus), un ave de unos diez gramos de peso en su edad adulta, que nacieron en los nidos instalados en el bosque de La Herrería, en la Sierra de Guadarrama.
Tras salir del huevo, los científicos midieron a cada polluelo su masa corporal, longitud del tarso y condición corporal -el peso relativo al tamaño- en cinco ocasiones -a los 2, 5, 8, 11 y 15 días- y en el propio nido, para no entorpecer su alimentación.
De esta manera, comprobaron que la masa corporal de los polluelos nacidos en días festivos cerca del merendero registraba valores más bajos a los once días de nacer, y que a los quince días, justo antes de abandonar el nido, tenían también peor condición física y eran un 10 por ciento más ligeros que los demás, una diferencia que, según los expertos, puede comprometer la supervivencia en esta especie.
Para Carolina Remacha, investigadora de la UCM y primera autora del estudio, “el estrés que genera la afluencia de gente a los merenderos coincidiendo con el inicio del crecimiento del ave condiciona su desarrollo posterior, pese a que la atención de los progenitores no se reduzca”.
A su juicio, la solución no es limitar las visitas a los espacios naturales, sino hacer un uso recreativo “bien gestionado” de los mismos, lo que tendría “grandísimos beneficios, no solo en términos de bienestar, sino también en cuanto a conservación de las especies, al ser una herramienta importante de sensibilización”.